lunes, 8 de octubre de 2007

ACIR se divorcia de Clear Channel



Por Gabriel Sosa Plata

Columna "Telecom y Medios", publicada en El Universal, Finanzas, 2 de octubre de 2007

Además del posible rompimiento de la sociedad que Grupo Prisa y Televisa tienen en Televisa Radio (Radiópolis), se avecina un nuevo divorcio que involucra capitales extranjeros: el de Grupo ACIR, de Francisco Ibarra, con la estadounidense Clear Channel Communications, que preside Lowry Mays. La noticia se da como un hecho en Estados Unidos, donde estuvimos recientemente.

En los próximos días, podría concretarse la división entre ambos grupos a través de la recuperación del 40 por ciento de acciones de ACIR. La operación se presentaría en el contexto de la inminente venta de las más de mil 100 emisoras de radio de Clear Channel a un grupo de inversionistas encabezados por Thomas H. Lee Partners LP y Bain Capital Partners LLC, en una operación que ronda en los 19 mil 500 millones de dólares.

De concretarse la división, la alianza entre ACIR y Clear Channel apenas si alcanzará los 10 años de existencia. Fue en diciembre de 1997 cuando la Comisión Federal de Competencia (CFC) autorizó la compra del 40 por ciento de ACIR por 57 millones y medio de dólares. Para ello, Carlos Slim, a través de Sinca Inbursa, vendió a la estadounidense el 30 por ciento que poseía en ACIR.

Grupo ACIR no representa un negocio lo suficientemente atractivo para Clear Channel. Aún así la estadounidense había mantenido su interés en México y en otros países como Australia y Nueva Zelanda, lo que en conjunto implicaba la operación de 240 emisoras con 20 diferentes formatos que atienden a más de 17 millones de radioescuchas a la semana y con una base laboral de más de dos mil empleados. Del total de esas emisoras, casi la mitad, 110, son propiedad o son representadas por la empresa de la familia Ibarra.

La participación del grupo más fuerte de la radio en Estados Unidos fue positiva para la empresa radiofónica mexicana. ACIR es uno de los grupos de radio más avanzados en el país en sus procesos de gestión administrativa, comercialización y tecnología. En materia de contenidos, destaca la implementación del concepto de información sobre tráfico vehicular, Radio Tráfico, desarrollado en el Distrito Federal y posteriormente en otras ciudades, con base en la exitosa experiencia que Clear Channel ha tenido en diversos mercados estadounidenses.

Pero quizás la mayor aportación ha sido en el ámbito de la publicidad radiofónica. Como sus similares en Estados Unidos, la empresa desarrolló una exitosa área que se encarga de proporcionar soluciones integrales a sus clientes en las diferentes plazas en las que tiene presencia. Para todas sus emisoras, la estrategia ha sido positiva, pero más aún para las que operan en la banda AM, cuyas audiencias han disminuido de forma importante en los últimos años.

La separación de Clear Channel y Grupo ACIR se daría prácticamente al mismo tiempo que la de Televisa con Grupo Prisa. Ambas también se parecen en cuanto a que recibieron inversión extranjera “neutra”, pero también por el hecho de que ACIR y Radiópolis, de Televisa, intentaron fusionarse en diciembre de 2000. La CFC no aprobó la operación. Desde entonces las dos empresas presentaron un juicio de amparo en contra de la CFC sobre el que no tenemos noticias recientes. ¿Ante la probable separación de sus socios internacionales pretenderán nuevamente fusionarse? Si esto no fuera posible, es muy probable que ambas empresas busquen nuevos aliados nacionales o internacionales, más aún si sumamos la revisión del convenio de comercialización que mantienen Televisa Radio y Radiorama. Como vemos, los movimientos en la radio mexicana serán intensos en los próximos meses.

La “Ley Telefónica”

Ya se ha hecho costumbre que las leyes o acuerdos administrativos relacionados con los medios y las telecomunicaciones tengan autoría: la “Ley Televisa”, el “Acuerdo Telmex” (también llamado de “convergencia”) y ahora la “Ley Telefónica”. La primera fracasó. El segundo está con respirador artificial.

Toca ahora el turno a la legislación promovida abiertamente por una empresa transnacional: Telefónica Movistar, de España, cuyo representante en México, el exsecretario de Hacienda, Francisco Gil Díaz, es como el Tejado Dondé de Televisa: un cabildeador que utiliza sus relaciones e influencias y presiona políticamente para promover modificaciones a las leyes de Inversión Extranjera y Federal de Telecomunicaciones, con las cuales se busca abrir del 49 al 100 por ciento la inversión extranjera directa en la telefonía fija y en otros servicios de telecomunicaciones.

Telmex es el enemigo a vencer. A ese propósito se suman la Secretaría de Economía, la CFC y un grupo de diputados del PRI, Nueva Alianza y Convergencia. El dictamen que se prevé presentar mañana ante las comisiones de Economía, de Comunicaciones y de Radio y Televisión, ha sido rechazado por el PRD bajo el argumento de que esa apertura no necesariamente se reflejará en mejores precios ni servicios para los consumidores. Lo que hace falta, dicen los perredistas, es fortalecer a los órganos reguladores: la CFC y la Cofetel, para impedir las prácticas monopólicas de Telmex.

Coincido con la posición del PRD, pero con una salvedad: México debe permitir un aumento de los porcentajes de inversión extranjera siempre y cuando se haga en condiciones de reciprocidad. Si Telefónica desea participar en nuestro país con el 100 por ciento de sus inversiones, lo mismo debe permitirse en España para Telmex. Es lo menos que se puede esperar para dos empresas tan similares en su comportamiento anticompetitivo en sus respectivos países, tan globales y tan poderosas.

El problema es que el dictamen desestima esa posibilidad, con un argumento falaz: “se considera conveniente eliminar el esquema de requerir condiciones similares de apertura en el país de origen de la inversión, a efecto de potenciar los beneficios perseguidos y brindar mayor congruencia entre nuestro marco jurídico doméstico e internacional” (considerando décimo tercero).

La “Ley Telefónica” se impulsa cuando en el Senado se ha comenzado a trabajar en una reforma a las leyes de Radio y Televisión y de Telecomunicaciones. El tema de la apertura a la inversión extranjera está incluido en el proyecto de trabajo de los senadores. Pero hay prisa para sacar adelante este dictamen de los diputados. En caso de ser aprobado ¿los senadores lo avalarán tal cual? La “Ley Telefónica” aún tiene que sortear varios obstáculos.

Profesor e investigador invitado de la UAM-Cuajimalpa
Blog: http://radiomexicana.blogspot.com

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Saludos todos....Por ahi hay un psuedo "economista", de esos baratos que fueron educados en la ITAM o Hillsdale, quien ha dicho que el "Fairness Doctrine", una doctrina que contemplaba provisiones como Derecho de Replica y Balance de Ideologia en programas de noticia en la radio o tv (osea, que utiliza el radioespectro), fue deribado por el Congreso de EEUU, ya que el Congreso, supuestamente, decidio que eso no podia funcionar en EEUU, pues, segun este columnista/"economista"/conductor de TV, violaba a la Libertad de la Prensa.

Pues, esta persona esta muy equivocada. El Fairness Doctrine fue revocada por el FCC (equivalente a nuestro SCT), repleta con gente de Reagan, en 1987. Los Democratas nunca estuvieron de acuerdo con esto.

Es mas, a continuacion encontraran dos boletines de prensa de parte de un Think Tank progrsista, Center for American Progress, que aboga por un de facto Fairness Doctrine. Este centro de pensamiento cuenta con ex-Clintons. Es Centrista, pero aqui, gente como Sarmiento diria que es Comunista, como tambien me imagino que tilda a Hillary y Bill Clinton.

But I digress.

Cuando los Democratas comenzaron a implicar que quizas debiera regresar el Fairness Doctrine para la radio, hace unos meses, no faltaron los Derechistas, que emitieron los mismos argumentos utlizados por nuestra Derecha.

(en TV, no se necesita, ya que, como les he dicho muchas veces, la cadenas nacionales en EEUU suelen ser Centristas, pero en la radio, si).

Anyway, les dejo estas notas, para que no se dejen manipular por los Derechistas.

Y, conste, que la Fairness Doctrine no se trata de spots, sino de contenido editorial. Osea, bajo el Fairness Doctrine, un UltraDerechista como Lopez Dorgia no podria poner un spot (por ser relevante!!!???) solo del PAN. Al presentar un spot del PAN, tendria que presentar un spot del PRD y el PRI. Tambien, no podria entrevistar solo un PANista. Tendria que dedicar el mismo % a cada partido.

No les soprenda que, cuando un Democrata gane el ano que viene, y tengamos un mayoria de 3 a 2 en el FCC, un de facto Fairness Doctrine viva de nuevo, para la radio de EEUU.

Patricia

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http://www.americanprogress.org/issues/2007/06/talk_radio.html

The Structural Imbalance of Political Talk Radio

By John Halpin, James Heidbreder, Mark Lloyd, Paul Woodhull, Ben Scott, Josh Silver, S. Derek Turner

June 20, 2007


Read the full report (PDF)

Despite the dramatic expansion of viewing and listening options for consumers today, traditional radio remains one of the most widely used media formats in America. Arbitron, the national radio ratings company, reports that more than 90 percent of Americans ages 12 or older listen to radio each week, “a higher penetration than television, magazines, newspapers, or the Internet.” Although listening hours have declined slightly in recent years, Americans listened on average to 19 hours of radio per week in 2006.

Among radio formats, the combined news/talk format (which includes news/talk/information and talk/personality) leads all others in terms of the total number of stations per format and trails only country music in terms of national audience share. Through more than 1,700 stations across the nation, the combined news/talk format is estimated to reach more than 50 million listeners each week.

As this report will document in detail, conservative talk radio undeniably dominates the format:

* Our analysis in the spring of 2007 of the 257 news/talk stations owned by the top five commercial station owners reveals that 91 percent of the total weekday talk radio programming is conservative, and 9 percent is progressive.
* Each weekday, 2,570 hours and 15 minutes of conservative talk are broadcast on these stations compared to 254 hours of progressive talk—10 times as much conservative talk as progressive talk.
* A separate analysis of all of the news/talk stations in the top 10 radio markets reveals that 76 percent of the programming in these markets is conservative and 24 percent is progressive, although programming is more balanced in markets such as New York and Chicago.

This dynamic is repeated over and over again no matter how the data is analyzed, whether one looks at the number of stations, number of hours, power of stations, or the number of programs. While progressive talk is making inroads on commercial stations, conservative talk continues to be pushed out over the airwaves in greater multiples of hours than progressive talk is broadcast.

These empirical findings may not be surprising given general impressions about the format, but they are stark and raise serious questions about whether the companies licensed to broadcast over the public airwaves are serving the listening needs of all Americans.

There are many potential explanations for why this gap exists. The two most frequently cited reasons are the repeal of the Fairness Doctrine in 1987 and simple consumer demand. As this report will detail, neither of these reasons adequately explains why conservative talk radio dominates the airwaves.

Our conclusion is that the gap between conservative and progressive talk radio is the result of multiple structural problems in the U.S. regulatory system, particularly the complete breakdown of the public trustee concept of broadcast, the elimination of clear public interest requirements for broadcasting, and the relaxation of ownership rules including the requirement of local participation in management.

Ownership diversity is perhaps the single most important variable contributing to the structural imbalance based on the data. Quantitative analysis conducted by Free Press of all 10,506 licensed commercial radio stations reveals that stations owned by women, minorities, or local owners are statistically less likely to air conservative hosts or shows.

In contrast, stations controlled by group owners—those with stations in multiple markets or more than three stations in a single market—were statistically more likely to air conservative talk. Furthermore, markets that aired both conservative and progressive programming were statistically less concentrated than the markets that aired only one type of programming and were more likely to be the markets that had female- and minority-owned stations.

The disparities between conservative and progressive programming reflect the absence of localism in American radio markets. This shortfall results from the consolidation of ownership in radio stations and the corresponding dominance of syndicated programming operating in economies of scale that do not match the local needs of all communities.

This analysis suggests that any effort to encourage more responsive and balanced radio programming will first require steps to increase localism and diversify radio station ownership to better meet local and community needs. We suggest three ways to accomplish this:

* Restore local and national caps on the ownership of commercial radio stations.
* Ensure greater local accountability over radio licensing.
* Require commercial owners who fail to abide by enforceable public interest obligations to pay a fee to support public broadcasting.

In the pages that follow, we believe our analysis of the talk radio marketplace merits serious consideration of the remedies we then present.
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y


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http://www.americanprogress.org/issues/2007/07/lloyd_fairness.html

Forget the Fairness Doctrine

By Mark Lloyd

July 24, 2007

The Center for American Progress late last month published a widely read report titled “The Structural Imbalance of Political Talk Radio.” That report demonstrated the failure of the supposed “free market” regulation of the U.S. radio industry to address the public-interest needs of listeners. Our analysis revealed that conservative talk radio dominates the airwaves of our country—to the detriment of informed public discourse and the First Amendment.

Only the most misinformed still believe that radio group owners such as Citadel Broadcasting Corp., which refuses to air popular progressive hosts like Ed Shultz, are only concerned about the bottom line. Few would agree that markets such as Philadelphia and Houston are well served with 100 percent conservative talk radio. But that doesn’t mean that the answer to this pervasive imbalance is the Fairness Doctrine.

In our report, we call for ownership rules that we think will create greater local diversity of programming, news, and commentary. And we call for more localism by putting teeth into the licensing rules. But we do not call for a return to the Fairness Doctrine.

Despite what we thought was fairly stark evidence of conservative bias, despite clear proposals to address that bias, Rush Limbaugh and other distortionists insisted that we were calling for a “return” of the Fairness Doctrine. But as we wrote, “simply reinstating the Fairness Doctrine will do little to address the gap between conservative and progressive talk unless the underlying elements of the public trustee doctrine are enforced, in particular, the requirements of local accountability and the reasonable airing of important matters.”

The power of right-wing talk radio and their echo chambers in the conservative blogosphere and Fox News was amply demonstrated by their simple “black or white, for or against” reaction to our report. They refused to discuss the underlying market control exercised by radio corporations eager to promote the conservative agenda. But it worked. Even the radio hosts of supposedly liberal public radio stations asked the authors of the report over and over, “Why are you calling for a return of the Fairness Doctrine?”

On one station, I responded that our report focused on media consolidation and localism, not the Fairness Doctrine. This sparked the host to ask, “Well, why aren’t you calling for a return of the Fairness Doctrine?”

Okay, so why aren’t we calling for a return of the Fairness Doctrine? As we state in the report, the Fairness Doctrine never by itself fostered coverage of important issues in a way that spoke to the diversity of interests in local communities across our country. In the late 1960’s, the supposed golden age of the Fairness Doctrine, the Kerner Commission reported the failure of mainstream media to report on minority communities. The same could be said at the time regarding the reporting of the views of women or poor people or young people protesting against the war in Vietnam.

Despite the distortions of the Nixon-era media haters, mainstream broadcast media in the late 1960s was middle-class, anti-communist, Protestant, male and white. If dittoheads like to think of this as a “liberal” bias, so be it, but the Fairness Doctrine didn’t do much to address it.

Here’s the history that matters. In the late 1960s the United Church of Christ successfully challenged the Federal Communications Commission over the lack of local input in FCC decisions. A moderate Republican judge, Warren Burger, whom Nixon later appointed as Chief Justice of the Supreme Court, sided with the church group. As a result of that ruling, a whole slew of rules were put in place to give local communities power in the licensing of broadcasters.

In their engagement in the licensing process many of those groups cited the responsibility of the broadcaster to “afford reasonable opportunity for the discussion of conflicting views of issues of public importance.” This responsibility, which many think of as the core of the Fairness Doctrine, was established in the 1920s. But with public engagement in the 1970s the Fairness Doctrine finally had some teeth.

All reports of its demise to the contrary, this core responsibility remains in the Communications Act today. Today, however, the act once again simply has no teeth.

How broadcast licensees meet their responsibility of fair discussion of important public issues has varied considerably over 80 years of federal regulation. But the image of eager federal bureaucrats peering over the shoulders of all of America’s radio talk show hosts with a stopwatch in hand is as absurd as it is impractical.

We trace the rise and influence of Rush and other conservative radio hosts to relaxed ownership rules and other pro-big business regulation that destroyed localism. The supposed “repeal” of the Fairness Doctrine did not create Rush Limbaugh, just as the supposedly onerous Fairness Doctrine did not destroy Joe Pyne in the 1960s or Father Charles Coughlin in the decades before Pyne.

To be fair, even some progressives are confused about the Fairness Doctrine. A recent news story reported that the League of United Latin American Citizens, or LULAC for short, has asked Speaker of the House Nancy Pelosi (D-CA) to reintroduce the Fairness Doctrine—even as the same article reports on a speech to LULAC by ABC News correspondent John Quinones, who spoke of his work bringing to audiences a hard-earned perspective to the long-running immigration debate.

Quinones told the LULAC audience that he got his start because a San Antonio community organization threatened that if the stations didn't hire more Latinos, the group would go to the FCC and challenge their licenses. "Thank God for them," Quinones said. "I wouldn't be here."

Equal opportunity employment policies. Local engagement. License challenges. Nothing in there about the Fairness Doctrine.

The other part of our proposal that gets the dittoheads upset is our suggestion that the commercial radio station owners either play by the rules or pay. In other words, if they don’t want to be subject to local criticism of how they are meeting their license obligations, they should pay to support public broadcasters who will operate on behalf of the local community. Commercial broadcasters want to be trustees of public property but without responsibility.

Unlike newspapers and movies and blogs and cable channels, the federal government gives commercial broadcasters a free license to use public property—the airwaves. There are still more people who want these licenses than the government is able to satisfy. In exchange for this very valuable and scarce license, and federal protection against “pirate” (unlicensed) radio operators, broadcasters are supposed to operate in the public interest.

That’s the deal. The broadcasters like the free license and the free protection, but they just don’t want the public involved in telling them whether they are actually serving the public interest. For 80 years the public interest has been defined as, you guessed it, providing a reasonable opportunity for the diverse expression of issues of local importance.

For over 25 years Henry Geller, a distinguished telecommunications attorney, has argued that broadcasters ignore the local public interest, that the whole “public trustee” idea is broken, and that instead of trying to make broadcasters play by the rules we should just make them pay a reasonable fee to support public broadcasting. But spectrum license fees should not be put in the federal treasury as they are now. Instead, they should be used to advance the public’s First Amendment interest in diverse speech at the local and national levels. We think Geller makes a strong argument.

We at the Center are delighted at the increased attention our report has brought to the obligations of broadcasters to provide local communities they are licensed to serve with opportunities for diverse expression of important issues. The status quo does not serve our democracy well. We want to create more ownership opportunities and more speech focused on local interests. We want either clear rules that promote these First Amendment values or a reasonable payment to the public for the use of its property.

All of these public policy objectives are there for Congress and the FCC to act upon within current law. There is no need to return to the Fairness Doctrine.

Mark Lloyd is a Senior Fellow at the Center for American Progress. To speak with Mark or the other authors of the report The Structural Imbalance of Talk Radio please contact:

For TV, Sean Gibbons, Director of Media Strategy
202.682.1611 or sgibbons@americanprogress.org
For radio, Nadia Reiman, Radio Coordinator
202.481.8183 or nreiman@americanprogress.org
For print, John Neurohr, Press Assistant
202.481.8182 or jneurohr@americanprogress.org
For web, Erin Lindsay, Online Marketing Manager

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Anónimo dijo...

Para entender el sur



Esta semana el presidente Felipe Calderón estuvo no una, sino dos veces, en Villahermosa para clausurar los trabajos de la primera reunión de la Asociación de Gobernadores del Sur Sureste. En un mar de demandas de los estados más rezagados económica y socialmente, el titular del Ejecutivo federal reconoció que “el sur también existe”, parafraseando a Mario Benedetti, uno de los literatos de culto de la izquierda latinoamericana.

La reunión de gobernadores con el Presidente tuvo varios significados. En principio, porque la mayoría de los ocho estados representados en el encuentro, fue donde ganó el 2 de julio de 2006 por su principal adversario político, Andrés Manuel López Obrador quien, además, es oriundo de estas tierras tabasqueñas.

Estuvo el martes y estará este jueves para establecer algunos compromisos de desarrollo con esta región del país y para anunciar otras acciones de coordinación con los países centroamericanos. No se trató de una gira más, ni de una visita provocadora a la tierra del Peje, sino parte de un plan que dará mucho de qué hablar para los próximos años.

Para empezar, se trata del reconocimiento al sur-sureste del país, región que representa el 25 por ciento del territorio nacional, donde vive más una quinta parte de los mexicanos, donde casi el 60 por ciento habla una lengua indígena y donde se concentra la mayor reserva de recursos naturales y energéticos de toda la República Mexicana. El sistema hidráulico de Guerrero, Chiapas y Tabasco abarca a las presas más importantes del país, las cuales producen el 80 por ciento de la energía eléctrica que demanda el consumo nacional. En materia de áreas naturales, los bosques de la región representan el 20 por ciento del total nacional y sus selvas el 55 por ciento. Y económicamente, aquí se concentra el 95 por ciento de la producción de petróleo y el 60 por ciento de la conservación del agua dulce.

Sin embargo, en estos estados del país, que por su propia riqueza debería reflejarse en un mayor nivel de vida de sus habitantes, se encuentran los peores rezagos sociales. Guerrero, Chiapas y Oaxaca se disputan los últimos lugares en nivel educativo, nutrición, equidad de género y calidad de vida; en Chiapas, Tabasco, Yucatán, Campeche, Veracruz y Quintana Roo, existen contrastes sociales que su propia historia lo ha registrado en intensas guerras internas.

La distribución de la riqueza es lacerante. La combinación del narcotráfico con la política y la economía ha permeado todo el tejido social. El sistema de partidos en estos estados es endeble; los militantes cambian de un partido a otro en cada elección y con relativa facilidad. Es una vieja historia de caudillismos y caciquismos de la no que se pueden desprender.

Pero hay otro dato, quizá el más interesante para entender la visita presidencial a Tabasco: en esta zona del país transitan diariamente cientos, miles de centroamericanos que cruzan nuestro territorio para llegar a los Estados Unidos; pero junto con ellos también vienen los “maras”, narcomenudistas, tratantes de mujeres y, por ahí también puede entrar el proselitismo del proyecto transcontinental de Hugo Chávez.

De ahí que no haya sido coincidencia que esta misma semana que se dieran a conocer los primeros avances del llamado Plan México, los recursos que necesitan las Fuerzas Armadas para modernizarse y los representantes estadounidenses aprobaran la creación de un fondo especial para el combate al crimen organizado en Centroamérica, también haya sido difundido también “El Plan de Desarrollo Económico Social 2007-2013”, para ayudar a movimientos alternativos en México, con petrodólares del gobierno bolivariano de Venezuela.

México está en el centro de la disputa geopolítica del interés imperial de los Estados Unidos (lo mismo demócratas que republicanos) y el proyecto bolivariano de Hugo Chávez. Y no se trata sólo del proyecto Telsur, la cadena hispanoamericana de televisión alternativa que poco a poco cobra fuerza en América latina, sino una serie de acuerdos energéticos similares a los que tiene con los países árabes, los chinos, la India e Irán.

De ahí que sea nuestra región sur-sureste la que despierte grandes preocupaciones para ambos proyectos geopolíticos. De un lado, tenemos la voracidad neoimperialista estadounidense para proteger a México –o más bien dicho, sus recursos naturales— de la influencia chavista y, del otro, las amenazas de un régimen neoautoritario como el del venezolano.

A diferencia de Vicente Fox, de quien no se sabía si esperar una supeditación total a los Estados Unidos o jugar a ser líder latinoamericano, para luego recibir sendos desprecios de ambas partes, con Felipe Calderón al menos hay honestidad para alinearse con el proyecto de la Alianza para la Seguridad y la Prosperidad de América del Norte. El problema de ahora en adelante será, si los mexicanos del sur-sureste del país están de acuerdo con esos lineamientos o emprenderán acciones de resistencia.

Anónimo dijo...

Saludos todos.....

(i) A FC le interese el Sur??!! Miren todos, Mexico recauda actualmente el 10% del PIB en impuestos. En EEUU, se recauda el 33%. En ciertos paises de Europa, hasta 50%.

Si a FC realmente le interesara el Sur, hubiera pedido que el Congreso aumente el ISR a 40% (en EEUU, cuanda vivia en California, pagaba 50% en ISR, entre el ISR federal y estatal), destinando todo el incremento al Sur. Porque no tambien pedir un impuesto de patriminio, de 50%, para todos los patriminios sobre US$ 5M de dolares. De nuevo, todos los fondos destinados al Sur?

La verdad es que a FC no le interese nada el Sur.

(ii) Realmente piensan que los Democratas y Republicanos se alinean en torno a politica exterior??!!! Que poco saben de la politica de EEUU. De hecho, en muchos respectos, los Democratas se ubican a la Izqquierda del PRD.

Ya se olvidaron como los Repblicanos tildaron a los Democratas de comunistas, simplemente por estar con Daniel Ortega en los 80s, en EEUU, mientras el iba de shopping por sus gafas. Dentro de los ultimos 5 anos, varios Democratas (diputados) han viajado a Caracas para entrevistarse con H. Chavez.

Y, mas recientemente, no han leido el Wall Street Journal. Dentro de los ultimas 6 semanas, Mary Anastacia O'Grady (columnistas Fascista para el WSJ) cedio su columna semanal a J. M. Aznar, para que suplice a los Democratas a aprobar el TLC con Colobmia. (los Democratas odian a los Derechistas, y por eso mismo, no van a aprobar un TLC con un gobierno que avala la muerte de sindicalistas).

(iii) Finalmente, en torno a politica economica, te sugiere que estudies las diferencias entre los Democratas y Republicanos. El Presidente Clinton ha llamado a "flat-earthers" (osea, que que, en tiempo de Colon, pensaba que la Tierra era plana) a gente que cree en un Flat Tax. FC siempre ha abogado por un Flat Tax, ya que sabe muy poco sobre la economia.

Sabiendo todo esto, realmente piensas que los Democratas estan contentos con un UltraDerechista que niega la ciencia (como Bush) en Mexico?

Think again.

Patricia

Anónimo dijo...

Saludos y ante todo una disculpa por el tono de la siguiente respuesta:

1. La ignorancia viene de ti Patricia, porque tú ignoras la historia mexicana, la de tu país (Estados Unidos) y la de América Latina:

a. Quién se benefició de la polarización entre liberales y conservadores en el México de 1847.

b. Qué país nos invadió, aprovechando infinidad de distractores internos, como ahora.

c. Cuál es la dimensión real del territorio robado a México después de la invasión estadounidense.

d. Cuántas patentes, incluyendo la de Guillermo González Camarena, fueron apropiadas por mercenarios de tu país, o sea, Estados Unidos.

e. ¿Los Estados Unidos tienen amigos o intereses?

f. Qué gobierno fue el que diseñó y aprobó el Plan Colombia: WILLIAM CLINTON.

2. Aprende a leer el español antes de presumir tu inglés, y aprende a pensar como MEXICANA no como enviada de los Estados Unidos.

3. Infórmate de lo que pasa en México, en Centroamérica y Sudamérica antes de emitir una opinión.

4. Revisa los debates de la Cámara de Representantes de tu país, Estados Unidos, de las últimas dos semanas y dinos qué más se ha dicho sobre México, Centroamérica y Sudamérica.

No quiero abundar en preguntas ni echar a perder este debate, sólo deseo que dejes de defender a tu país y tus intereses, confundiendo a los lectores de este importante blog.

Saludos,

Patricia

Anónimo dijo...

Saludos todos...

Algunas respuestas....

(i) Tienes mucha razon, fue el Presidente Clinton que gesto el Plan Colombia. Pero, Clinton (desgraciadamente) dejo el Poder en el 2000, antes que el UltraDerechista Uribe tomo control del pais. No creo que Clinton hubiera promovido el Plan Colombia, en virtud del hostigamiento de Uribe hacia sindicatos.

Los Democratas son el Partido de los Sindicatos. Creemos en los Sindicatos, ya que no creemos en "laissez-faire" capitalismo, como los PANistas y Republicanos.


(ii) Reconozco que poco despues que Chavez denosto a Bush, hace unos meses, los Demcoratas aprobaron una Resolucion promovido por los Republicanos, condenando las palabras de Chavez. Yo hubiera aconsejado a los Democratas que hagan lo mismo. Si una encuesta me dice que 70% de los Independientes, por mucho que odian a Bush, reprochan las palabras de un presidente del extranjero arremetiendo contra Bush, entonces yo diria que hay que denostarlo, por mucho que uno simpatize con el.


(iii) En torno a lo que los Democratas han dicho sobre Mexico y America del Sur, te doy un consejo. Enfocate en lo que hace la gente, no lo que dice. Ya te dije, hace unos meses, los Democratas repudiaron a Chavez. Ahora, si realmente lo odiaran, no crees que hubieran ya aprobado un TLC con Colbomia, para marginarlo? No lo hacen porque odian la UltraDerecha, sea en EEUU o Latam.

Y, cuando los Democratas ganen la presidencia el ano que viene, no se espanten si, de repente, la ayuda sea condicional a cambios Centristas en el pais. A los Democratas les sobre simpatizatnes del PRD que, semana tras semana, le informan a los equipos de Obama y Clinton precismante el caracter UltraDerechista de Calderon.

Bush es considerado un Moderate en relacion a Calderon.


(iii) Me acusas de "confundir" a los lectores de este blog. En lugar de reprocharme, debias reprochar a Televisa y Azteca. Gracias a estas dos emisoras, un gobierno (PRI/PAN) que ha generado un crecimiento PIB/capita anual de 0.9%, logro el 60% del voto.

Pero, Patricia, quizas tu, como Televisa y Azteca, no crees que un pais que crece 0.9% anual por 25 anos, es un Mexico Mediocre.

Yo discrepo contigo.


Patricia

Anónimo dijo...

Los dejo con esta columna, que demuestra muy claramente como se comporta la UltraDerecha, sea en EEUU o Mexico. Cuando era pequena, me acuerdo que caminaba por las calles de Monterrey, y veiamos pobreza. Un pariente me dijo que los pobres son pobres porque no quieren trabajar, y que estan contentos asi. De hecho, ahora ese mismo pariente no puede creer que simpatizo con el PRD. Piena que las universidades de EEUU me han hecho Marxista.

Lo que no entiende este pariente es que sin el Estado no hay nada. Eso es lo que reconoce Clinton, Soros, Rubin, AMLO y Ebrard.

Tambien, la Derecha se debia de poner a contemplar lo siguiente. Como es posible que el 70% de los egresados de las universidades mas elite del mundo, Stanford y Harvard, son Democratas en EEUU, y PRDistas en Mexico. Como es posible que los egresados de esas escuelas crean en impuestos altas para los hogares acaudalados?

Facil. Porque creemos en el Poder del Estado para cumplir cosas maravillosas. Con las politicas adecuadas, podemos transformar el Estado, para el Bien de Todos. Siempre tenemos esa esperanza.

Aqui esta la columna, de Paul Krugman, profesor de Economia en Princeston, y mentor de muchos billonarios que manejan fondos de cobertura desde Greenwich.

Patricia

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http://www.eluniversal.com.mx/columnas/67750.html

Mirada al mundo
Paul Krugman
11 de octubre de 2007

Las bromas de los conservadores

En 1960, John F. Kennedy, conmocionado por el hambre que vio en Virginia Occidental, hizo de la lucha contra este flagelo un tema prioritario de su campaña presidencial

Tras su elección creó el programa de vales de comida moderno, que actualmente ayuda a millones de estadounidenses a tener lo suficiente para comer.

Sin embargo, a Ronald Reagan le pareció que el problema del hambre en el país más rico del mundo no era más que una gran broma. Esto es lo que Reagan dijo en su famoso discurso de 1964, “Momento de elegir”, que lo convirtió en figura política nacional: “Hace cuatro años nos dijeron que 17 millones de personas se iban a la cama con hambre cada noche. Bueno, quizá era verdad: todos estaban a dieta”.

Los líderes conservadores actuales son herederos de Reagan. Si eres pobre, si no tienes seguro médico, si estás enfermo... bueno, no les parecen problemas serios. De hecho, creen que es gracioso.

El miércoles pasado el presidente Bush vetó una legislación que hubiera expandido el llamado S-chip, el Programa de Seguro Médico Infantil del Estado, que brinda servicios de salud a un estimado de 3.8 millones de niños que de otra manera no tendrían cobertura.

Anticipándose al veto, William Kristol, editor de The Weekly Standard, dijo lo siguiente: “Primero que nada, cuando escucho cualquier cosa que se puede describir como un ataque desalmado contra nuestros niños, tiendo a pensar que es una buena idea. Me hace feliz que el presidente esté dispuesto a hacerle algo malo a los niños”. Ja, ja, ja.

La mayor parte de los conservadores son más cuidadosos que Kristol. Intentan mantener la apariencia de que realmente se preocupan por los que tienen menos suerte que ellos. Pero la verdad es que no les molesta el hecho de que casi 9 millones de niños en Estados Unidos carezcan de seguro médico. No les parece que sea un problema.

“Digo, la gente tiene acceso a los servicios de salud en Estados Unidos”, dijo Bush en julio. “Después de todo, sólo tiene que ir a una sala de emergencias”.

Y el día del veto, Bush restó importancia al problema de los niños sin seguro al calificarlo como un mito de los medios. Aludiendo al gasto destinado al programa Medicaid, que no cubre a muchos niños, declaró: “Cuando dicen, ‘bueno, los pobres niños no están recibiendo cobertura en Estados Unidos’... Si eso es lo que están escuchando en sus televisiones, les aseguro que hay 35 mil 500 millones de razones para no creerlo”.

Pero no sólo las tribulaciones de los pobres son minimizadas y objeto de burla; los enfermos reciben el mismo trato.

Antes de las últimas elecciones, el actor Michael J. Fox, quien sufre mal de Parkinson y se convirtió en defensor de las investigaciones con células madre que podrían producir una cura, hizo un anuncio para apoyar a Claire McCaskill, candidata demócrata al Senado por Missouri. El anuncio resultó efectivo, en parte porque el padecimiento de Fox era evidente.

Y el comentarista Rush Limbaugh —mostrando el mismo estilo que exhibió en su reciente afirmación de que los miembros del Ejército que se oponen a la guerra en Irak son “soldados falsos” y cuando comparó a un veterano de guerra herido que lo criticó por ese comentario con un terrorista suicida— inmediatamente acusó a Fox de estar fingiendo. “En su comercial está exagerando los efectos de la enfermedad. Se mueve por todos los lados y tiembla. Es simplemente una actuación”. Ja, ja, ja.

Claro, minimizar y burlarse del sufrimiento de otros es una estrategia natural de las figuras políticas que promueven impuestos más bajos para los ricos y menos ayuda para los pobres y desafortunados. Sin embargo, creo que la falta de empatía que mostraron Limbaugh, Kristol y, sí, Bush, es genuina, no fingida.

Mark Crispin Miller, autor del libro The Bush Dyslexicon (El Dislexionario de Bush), hizo alguna vez una asombrosa observación: todos los famosos disparates de Bush —“sé lo difícil que es para usted ponerle comida a su familia”, y así por el estilo— han tenido lugar en ocasiones en las que el presidente trataba de sonar preocupado y compasivo.

En contraste, Bush es articulado e incluso gramaticalmente correcto cuando habla de castigar a la gente; es cuando habla con el corazón en la mano. El único momento en que se mostró animado durante la inundación de Nueva Orleáns fue cuando declaró “cero tolerancia para gente que viole la ley”, incluso aquellos que irrumpieran en tiendas abandonadas en busca de la comida y el agua que su administración no les estaba proporcionando.

Lo que aparentemente está sucediendo es que el conservadurismo moderno atrae a cierto tipo de personalidad. Si usted se identifica con los oprimidos, incluso un poco, entonces no puede ser parte de ese grupo. Si piensa que ridiculizarlo es una respuesta apropiada al infortunio de los demás, entonces encaja perfectamente.

Y la desilusión republicana con Bush no parece augurar ningún cambio en ese aspecto. Por el contrario, los principales candidatos a la nominación republicana han tenido especial cuidado en condenar el “socialismo”, que es como los republicanos califican cualquier intento de ayudar a los menos afortunados.

Por lo tanto, de nueva cuenta, si usted es pobre, o está enfermo, o no cuenta con seguro médico, recuerde esto: esa gente piensa que sus problemas son graciosos.